martes, agosto 18, 2015

Vinyes d’en Gabriel, el patrimonio de Darmós

BY El rincón del paladar IN , , , , , No comments


Los patrimonios, en el mundo del vino son increíblemente relativos. Para algunos elaboradores la importancia es tener unas buenas instalaciones, otros un personal muy cualificado o incluso unas grandes puntuaciones en revistas de prestigio. Sin embargo hay un factor inequívoco que repercute en el resultado final. Y no es otro que una materia prima de calidad, donde la viticultura toma importancia y la edad de las viñas juega a favor del viticultor. Aquí es donde reside la fuerza de la bodega que gestiona Josep Maria Anguera, Vinyes d’en Gabriel, intentando según sus palabras “transportar un paisaje a una botella de vino”. Y desde luego damos fe que lo consigue.
Las viñas de Josep Maria (4ª generación de viticultores), de garnatxa, carinyena y syrah residen en poblaciones tan dispares como Darmós y La Figuera y oscilan en edades desde los 20 hasta los 100 años. Con esto podemos hacernos una idea de la variabilidad de posibilidades que tiene a su alcance. Por lo general en Priorat y Montsant la propiedad o arrendamiento de viña vieja, por escasa, provoca que cada bodega disponga de pocas hectáreas que normalmente destinan a los vinos de menor producción y mayor prestigio. En el caso de Vinyes d’en Gabriel las tierras heredadas han ido conformando un patrimonio considerable de viña vieja que se mima y se intenta cultivar con el máximo respeto por las leyes de la naturaleza. 
Sin apostar por el riego y sí por los preceptos más prácticos de la biodinámica consigue unos resultados en la viña que sorprenden y son fácilmente comparables con otros diferentes de su entorno. Vemos así unas plantas donde las bayas están sorprendentemente sanas, muy sueltas y muy equilibradas de materia foliar. Con ello Josep Maria intenta trasladar de la forma más sincera las condiciones de la añada a la botella. Su producción de 45.000 botellas le hace autosuficiente en cuanto a uva se refiere, no teniendo que comprar uva y responsabilizándose de su propia viticultura, de lo que llama “el cuidado de su jardín”.
La bodega, enclavada apenas a 1 km. de Darmós fue construida como muchos otros, cuando las condiciones de espacio en el pueblo se le hicieron excesivamente pequeñas. La cantidad de depósitos pequeños de inox que vemos al entrar junto con las barricas abiertas que utilizan en las vinificaciones más especiales son resultado de la separación exhaustiva que Josep Maria lleva a cabo. Cada parcela y cada variedad es vinificada individualmente para ser ensamblada en la parte que nos indicó se le hace más difícil, los cupajes. También apuesta por el hormigón, con algunos depósitos de formas inusuales que al parecer ayudan a la sinergia de las lías en suspensión. En cuanto a las crianzas en madera la elección es clara hacia los depósitos más borgoñeses, con granos finos y tostados ligeros. En el caso de su vino más emblemático, el Mans de Samsó se ha pasado en unos años de barricas de 225 litros de capacidad, a 300 y hasta los 700 actuales, donde parece que “se echará el freno” en la escalada por menguar la superficie de contacto del producto con la madera. 
Probamos varias muestras de botas, escogidas muy acertadamente y que nos transportaban a cada territorio en el que estaban plantadas las vides.
Carinyena de la Planella: cal presente en nariz, capa altísima, mucha acidez, longitud. Finca mirando al Montsant.
Carinyena de tierra arcillosa: más aromática, expansiva en el paladar. Más fina y amable procede de una finca mirando al Ebro.
Garnatxa de La Figuera: Piel de naranja y floral. En boca parece más caliente. Finca de unos 35-40 años en una obaga (montaña orientada al norte).
Garnatxa de coster de 60 años La Figuera: bastante herbáceo pero más fina que la anterior.
Cuvilá 2014: piedra caliza en una viña de La Figuera. En 2012 se embotelló por primera vez. Fue un hallazgo un poco casual y gracias a la separación de fincas mencionada anteriormente.
Mans de Samsó 2014: viña centenaria de carinyena y producción de unos 300 gramos por cepa. Selección grano a grano y extracción de cualquier resto de raspón. Muy concentrado pero fino en la boca. Estructura elegante.
Tras estremecer nuestros paladares con tan variado repertorio de suelos, variedades, exposiciones, edades de la vid, Josep Maria no nos dejó ir y nos obsequió con la degustación de un joven y frutal Heravi 2013, del voluptuoso y largo Heravi Selecció 2013, y del Cuvilá 2013.
Hablamos sobre sus objetivos de vinos más elegantes y con menos maduración, su visión de este mundo en el que ha estado inmerso desde pequeño y que tanto ha visto cambiar, de futuros proyectos por llegar… Entretanto Mireia, su hija, que nos acompañó en la visita fue a jugar a la viña de nuevo, sin saber que en sus manos estará la responsabilidad de mantener y cuidar ese patrimonio que su padre cuida hoy con el cariño y la sabiduría de la herencia.


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