Este verano decidimos dejar por unas horas las vacaciones en el
Priorat y cruzamos hacia el otro lado del río Ebro, donde comprobamos que en la
Terra Alta también hay vida vinícola de calidad! Un viernes por la mañana
viajamos hasta el pueblo de Vilalba dels Arcs para visitar Vins del Tros.
La primera vez que oímos hablar de esta bodega fue a finales del año
2012 cuando adquirimos Señora Carmen, el mejor vino tinto catalán según la Guia
de Vins de Catalunya de la edición 2013. Tras él, hemos tenido la oportunidad
de degustar otros vinos de Vins del Tros como el Tremenda y Lo Morenillo. La
destacada calidad y personalidad de todos ellos nos generó el deseo de conocer
algún día las viñas y el proyecto vitivinícola que había detrás.
Fueron más de tres horas las que compartimos con Joan Ramon Bada, uno
de los tres socios de Vins del Tros. Una persona próxima, sencilla, agradable, sincera
y que conecta rápido con la gente. Empezó la visita explicando el origen de la
bodega, con sus inicios como Algramar, una sociedad de varios hermanos de
Barcelona que no tuvo la fortuna de sobrevivir y fue cedida a Joan Ramon y a Josep
Arrufat para su conversión en lo que hoy es Vins del Tros. Al proyecto
vitivinícola de nuestros dos protagonistas se ha unido hace poco un tercero,
Xavier Orobitg, más enfocado a temas comerciales. Joan Ramon nos mostró las
tinas de fermentación: fudres de 4500 litros para la cariñena del Tremenda y
parte de la garnacha del Ay de Mí, e inox para el resto de variedades y fincas.
Con la sinceridad que le caracteriza nos indicó que los vinos blancos,
por motivos logísticos se derrapaban y estrujaban en otra bodega cercana,
recepcionando ya directamente el mosto que sí fermenta en sus instalaciones.
Según explicó toda la levadura utilizada es natural así como la acidez del
vino. Únicamente añaden sulfitos en pequeñas dosis a la entrada de la uva o
mosto. Evidentemente la fermentación se controla a nivel de temperatura,
contando con varias placas a modo de intercambiador frío/caliente.
La crianza es bastante heterogénea. Huyendo, como es una tónica
aceptada por casi todo el sector, de largas crianzas en barrica, apuestan por
depósitos de madera de mayor capacidad y ánforas. Con ello intentan preservar
la fruta y mantener el carácter de la variedad, por encima de aromas terciarios
muy pesados. Así, en 2013 la garnacha del Señora
Carmen descansa en un bocoy de 500 litros y para 2014 se han encargado dos
de 700 para su estancia durante 12 meses. Con respecto a Lo Morenillo, sin DO por problemas de índole burocrática, una parte
de la crianza se realiza en barrica y la otra, en ánfora. En el caso de los nuevos
vinos Brisat Àmfora y Morenillo Àmfora la crianza se lleva a cabo en ánforas de
450 litros ante una clara apuesta por la autenticidad de la variedad.
Directamente de las botas probamos el que será Señora Carmen 2013. Mucha frescura, acidez y muy directo pero
tremendamente elegante. En segundo lugar degustamos una muestra del futuro Ay de Mí 2013, un vino con más “punch”,
de garnacha y cariñena en el que ha prescindido de syrah y del que elaboran
unas 12.000 botellas. Y por último también directamente de la bota una cariñena
de viña de 45 años, que será el Tremenda
2013. Gran estructura, muy potente pero no muy tánico. Le falta
equilibrarse.
Antes de abandonar la sala de barricas Joan Ramon dio muestras de su
gran generosidad y nos obsequió con la mejor esencia de vino rancio que hemos
degustado nunca. Se mostró brutalmente complejo, lleno de matices. Un vino
auténtico que hará llorar a los amantes de los rancios y del que sólo tiene
previsto embotellar la friolera de 15 – 20 botellas. ¡Una pequeña gran joya
vinícola!
Sin casi dejarnos respirar fuimos hasta la vinoteca que hay enfrente
de la bodega para degustar los siguientes vinos:
Te la dedico 2013. Garnacha
blanca y chenin blanc. Vino blanco sin madera pero con un buen trabajo de 4
meses con sus lías. El chenin de altura le otorga una frescura que por sí sola
difícilmente la garnacha conseguiría.
Cent x Cent 2013. Garnacha
blanca de 85 años de la parcela “Pla de Pey”. Llena de aromas mediterráneos
como el hinojo, el tomillo o laurel ha ganado en sutilidad gracias al abandono
de la madera.
Brisat 2013. Blanco
fermentado durante 35 días a temperatura muy baja. Durante 25 días macera con
las pieles, confiriéndole un color que podía descatalogarlo en cualquier cata
profesional. Sin embargo ni nariz ni boca opinan lo mismo pues es bastante
complejo y ofrece matices que ni el Cent x Cent llega a alcanzar. Y eso que
Joan Ramon nos aseguró que le falta tiempo de botella.
Morenillo Àmfora 2013. Tras
5 meses en las ánforas de 700 litros nos dio a probar este vino que
inicialmente se mostraba muy tímido, dominado por las “notas verdes”, muy
herbáceo. A posteriori derivó hacia matices más frutales, de chuchería y finos
lácteos. Elaborado con la variedad de uva morenillo de la que deben quedar
entre 4 y 5 hectáreas en toda la Terra Alta.
Tremenda 2012. Cariñena que
macera sutilmente unos 4-5 días. Tras un inicio muy tímido, reducida, comenzó a
despertar y a mostrar fruta fresca, especias, y fruta negra no compotada.
Frescura. Lo esperaremos…
Tras haber degustado prácticamente todo lo posible Joan Ramon propuso
visitar las viñas y no nos pudimos resistir! Pisamos el Pla de Pey, 85 años de
una garnacha blanca certificada como unas de las más longevas de la Terra Alta.
A continuación, nos acercamos a la finca de La Bassa, donde nos mostró la
garnacha negra de 40 años que destinan al Ay de Mí, con una variabilidad de
suelo que te hace pensar en la dificultad que conlleva su labranza. Allí
finalizamos la visita a Vins del Tros agradeciendo sumamente a Joan Ramon su atención,
dedicación y pasión por su trabajo y prometedor proyecto de la Terra Alta.
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