La garnacha y la cariñena son las variedades
insignia de los vinos de la DOQ Priorat y de la DO Montsant. Un gran abanderado
de la garnacha es Vinyes Domènech, una bodega del pueblo de Capçanes rodeada de
un paisaje que emociona, que enamora. Para llegar hasta ella hay que bordear la
cooperativa de vinos del pueblo y seguir los indicadores del Hotel Heredad Mas
Collet. Un camino asfaltado estrecho que cruza por bosque, olivos y viñas,
permitiendo generosamente la circulación entre ellas.
Sobre las 11 de la mañana Joan Ignasi Domènech
bajaba caminando tranquilamente desde su casa ubicada en la montaña, revisando
escrupulosamente algunas de las cepas que se encuentran en el camino. El tiempo
parecía que fuera a una velocidad diferente en esa zona del Priorat, más lento,
más intenso. Tras los saludos y primera toma de contacto, Joan Ignasi decidió
que, dado que el sol parecía acompañarnos con vigor, empezaríamos a descubrir
su proyecto en la viña del Teixar. Apenas 2 hectáreas de cepas de garnacha (o
granatxa como dicen los prioratinos) peluda de nada más y nada menos que 80
años de edad. Pequeñas bellezas cultivadas, igual que el resto de hectáreas de
la bodega, bajo la agricultura biodinámica. Da pena descubrir algunos huecos en
la tierra que han albergado cepas y que no han podido resistir el paso de los
años.
Uno de los regalos que nos ofreció Joan Ignasi fue la visita al mirador de
360 grados. Qué belleza de paisaje divisaban nuestros ojos: la sierra del
Montsant, el pueblo de Capçanes, la sierra de Llaberia, sus viñas,… ¡Y qué
silencio! Un lugar que hay que vivir y que las palabras o imágenes que
compartamos en nuestro artículo no hacen justicia a la realidad.
Para Joan Ignasi, la agricultura biodinámica no es
marketing sino una forma de vida. Con el objetivo de formarse y conocer mejor
esta forma de cultivar la tierra, cada semana reciben la visita de Oscar
Bosquet, fundador de la empresa Biodinámica Activa. Cuando adquirieron hace 10
años las 25 hectáreas de viñedos decidieron plantar viña joven hacia el bosque
que rodea la bodega y optaron por dejar de labrar la tierra y que ella misma se
autoregulara, abandonando asimismo el abono y cualquier fertilizante químico. Tal
y como él dice “¡las plantas estaban acostumbradas a ir al mercado y a comer
donuts! Ahora se tienen que ganar cada día el sustento”. Utilizan capa de cobertura en la tierra para
que el agua no erosione tanto las cepas, construyendo incluso algunos pequeños
bancales. El bosque que rodea las viñas es un gran actor secundario ya que
filtra el aire y las enfermedades, además de bajar en 2 – 3 grados la
temperatura ambiente.
El edificio donde se ubica la bodega es otro claro
ejemplo de su filosofía de vida biodinámica. Está totalmente integrado en el
paisaje y construido con materiales naturales, sobre grutas y piscinas
naturales y sin campos electromagnéticos. Un claro ejemplo de la sostenibilidad
que busca se destapa nada más llegar: parte del suelo exterior se encuentra cubierto
con mármol para evitar que el calor incida en la zona de crianza. El interior
es luminoso, aireado, austero, con buena temperatura natural y con poquísimas
columnas, casi todas en la planta baja (sala de crianza). Un lugar en el que se
respira serenidad. La propia bodega genera el 90% de la energía que necesita, aprovechando
la luz natural que procede del exterior.
Y fue justamente en la zona de crianza donde Joan
Ignasi nos hizo otro de los regalos del día: probar los vinos que dormían en las
barricas de roble y soñar a ser enólogos por un tiempo de nuestra vida. Como ya
conocíamos varios de sus fantásticos vinos como Teixar, Furvus, Rita, etc., nos
propuso elaborar nuestro propio vino, obviamente asesorados sabiamente por él.
Así que nos pusimos manos a la obra seleccionando barricas de varias añadas en
las que reposan por separado las variedades de uva de cada bancal, elaborando
nuestros propios Furvus y Teixar. Seguramente te preguntarás por el resultado
de nuestro juego… ¿Cuál sería si tuvieras a tu disposición la fantástica
garnacha negra y peluda de Vinyes Domènech reposando en unas barricas de roble
francés de gran calidad? Sólo podemos decir que el resultado fue correcto pero
ni mucho menos se acercó a la brillantez de sus vinos que reflejan elegancia,
mineralidad, frescura, presencia balsámica de las plantas que rodean la bodega,
fruta roja, persistencia en boca,… Y qué maravilla de garnacha peluda que
convierte al Teixar en un pañuelo sedoso y aterciopelado que acaricia
suavemente la boca…
Como en la vida, todo principio tiene su fin y así
llegó el de nuestra visita a Vinyes Domènech. Eran cerca de las dos del
mediodía cuando nos despedimos de Joan Ignasi, su mujer y uno de sus hijos.
Desconocemos el motivo que propició que Joan Ignasi dejara su anterior vida
laboral como empresario y se trasladara con toda su familia a tierras del
Priorat. Pero desde luego fue un cambio radical de vida que ha permitido y
permitirá a los amantes del vino disfrutar de sus excelentes Teixar, Furvus,
Bancal del bosc y Rita.
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