Teníamos
unos días libres a finales de julio y decidimos aprovecharlos para visitar una
de las zonas vitivinícolas que más nos gustan, el Priorat. Preparados con ropa
fresca y unos sombreros para protegernos del sol, llegamos el sábado por la
mañana al pueblo de Porrera para realizar la visita al celler Vall Llach.
Justo
cuando sonaban las campanadas de las once de la mañana en la iglesia del pueblo,
Albert Costa abrió la puerta del celler para darnos la bienvenida. Después de
hacer una breve introducción, le acompañamos en un trayecto muy corto por el
pueblo hasta la plaça
Catalunya. Ahí tienen una casa antigua que han convertido en la zona de vinificación.
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Trabajan
con cinco variedades de uva que son syrah, merlot, cabernet sauvignon y sobre
todo, garnacha y cariñena. En todos los procesos existentes desde la viña hasta
el embotellado aplican los principios de la agricultura biodinámica. Trabajan
con mesa de selección y utilizan levaduras 100% naturales para realizar la
fermentación, hecho que conlleva un riesgo importante porque son menos seguras
a la hora de completar el proceso. El trasiego del vino a las barricas se
realiza teniendo en cuenta el calendario lunar. Posteriormente, éstas se
trasladan de la casa donde se vinifica a la casa donde empezamos la visita, que
están separadas por unos 300mts y con un puente de por medio.
Debido
a la estrechez y altura de la casa donde reposan las barricas, han ubicado en
diferentes plantas los vinos que elaboran, que son los siguientes:
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- Idus:
está elaborado en su totalidad por uva adquirida a los payeses del pueblo y sus
tinas se ubican en la zona de la casa conocida como “Capilla”, porque era donde
se veneraba antiguamente a la Virgen.
- Porrera: tiene la calificación de “Vi de Vila”, una mención que
otorga la Denominación de Origen DOQ Priorat a los vinos elaborados por bodegas
que estén en el municipio y que el cupaje sea principalmente de variedades
autóctonas.
- Vall Llach: ha recibido la calificación de “Vino de finca calificada”, la máxima
distinción que se puede otorgar a un vino en Catalunya. Está elaborado con
cariñena de la finca centenaria Mas de la Rosa.
- Aigua de llum: es el único blanco y se dedicó al poeta Miquel Martí i Pol por su íntima
relación con la bodega.
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En
lugar de probar todos o alguno de los vinos que tienen en el mercado (algo que
nos extrañó a varios de los asistentes), catamos directamente de la barrica las
variedades de uva garnacha de
viña vieja y cariñena
de viña vieja que usarán para hacer el cupaje de sus vinos. Finalizamos
con un vino dulce que están estudiando lanzar en los próximos años y que
promete bastante.
Es
una visita que vale la pena hacer por la pasión, entrega y tiempo que dedica
Albert, por la defensa del territorio que hace así como por lo bien que se
explica (aunque eso no quiere decir que compartamos algunas opiniones que tiene
de otras bodegas). El precio de la entrada son 10€ pero si compras algo en la
tienda la visita es gratis.
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