domingo, abril 15, 2012

Artadi, La Rioja sincera

BY El rincón del paladar IN , , , No comments


Vas a un supermercado, te acercas a la sección de vinos y piensas en deslumbrar al personal con un buen producto. De repente ves la estantería llena de Riojas, desde la friolera de 2 euros. Y piensas: “pues uno de 5 euros ya será un vino bueno”.

De un tiempo a esta parte la Rioja se diluye en las cartas de los restaurantes, engullida por tantas bodegas, con tanto renombre a veces, pero que a base de parecerse entre ellas se han hecho clónicas. Pruebas un Rioja y te parece tener un déjà vu continuo. Vives en el día de la marmota riojana. Sin embargo, entre toda esa masa de bodegas asomadas al balcón del apretado mercado destacan unas pocas que deslumbran con luz propia.

El pasado 28 de marzo Juan Carlos López Lacalle, de Artadi, nos citó para conocer un poco sus vinos y a la vez mostrarnos unas pinceladas de lo que elaboran en esa ecléctica bodega de Laguardia. Comenzó hablándonos de sus inicios como bodega tabernaria –literalmente hablando- y de cómo comenzaron a darse cuenta, allá por la segunda mitad de los 80, que al vino no se le puede tratar siempre de la misma forma, que se puede hacer un vino de calidad a pesar y paradójicamente gracias a esa diversa orografía de La Rioja. Es así como a partir de los 90 iniciaron su andadura hasta llegar a ser unas de las bodegas top de la zona en la actualidad.

Como un buen rompe esquemas y a pesar de que el guion marcaba que la cata se dirigiría a comprobar las bondades del paso del tiempo en sus caldos, Juan Carlos nos propuso mejor que degustáramos en horizontal (esto es una misma añada de dos vinos diferentes) su Pagos Viejos y su Viña El Pisón. Con ello, intentaba hacernos ver las diferencias entre un vino de ensamblaje de las mejores viñas y otro con una personalidad marcada, fruto de una única viña. Los asistentes accedimos, sabedores que no nos estábamos equivocando. En primera instancia lo hicimos con la añada 2007 y a posteriori pasamos a la de 1998. Según Carlos, el hijo de Juan Carlos López, que también nos acompañó y comentó los vinos, estas dos añadas fueron singulares, con fuertes inviernos que hicieron mella en la cantidad de producción pero a la vez con una vendimia más tardía de lo habitual, cosa que acabó siendo un hecho diferencial de buenas añadas, como al final la crítica ha respaldado.

Respecto a la añada 2007 se aprecian lácteos en nariz tanto en uno como en otro vino. Las diferencias en nariz explotan en unas notas balsámicas y de eucaliptos más marcadas en Pagos Viejos aunque los dos contienen viva todavía la fruta. En boca tanto uno como otro tienen buena entrada, aunque El Pisón dispone de un final bastante más largo. Son vinos a los que se les espera el despegue triunfal.

A continuación tuvimos la suerte de catar la añada 1998. Sin duda fantástica. Si en nariz nos mostraban especias y tabacos, en boca el Pagos Viejos se mostraba redondo y carnoso. El Pisón iba más allá: tenía personalidad, elegancia, estructura... Según coincidieron Juan Carlos y su hijo el rasgo más característico de El Pisón es su profundidad. ¡Cuánta razón! Lo acercas a la nariz y sientes una marcha militar invadiendo las fosas, lento pero seguro, es un homenaje a esos históricos Riojas. Algunos de los allí presentes sentenciaban que ese Pisón evocaba los Riojas de los 50 y 60, cuando llevar un Rioja a una cena diferenciaba al invitado… y al vino.

Agradecimientos al equipo de El Petit Celler y a Juan Carlos López y su hijo Carlos López.

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